El atleti pierde (4-0) en Londres frente a un Chelsea que jugó a medio gas y le bastó para fulminar a los colchoneros en una noche donde, y se veía venir en los prolegómenos, tocan fondo y casi se despiden de la Champions.
Carlos Hierro / Foto: diario Público
Carlos Hierro / Foto: diario Público
Se tocó fondo, o no. Es una situación lejana, venida de lejos, vista por todo aficionado al fútbol, no hay absolutamente nada que destapar. La derrota de ayer, al igual que la de Osasuna, pasa a un segundo plano. Estos días, el corazón podía tender a buscar una victoria en ‘The Bridge’, de las catalogadas como ‘épicas’, pero la cabeza, intuición y sentido común daba motivos, y muchos, para pensar en una nueva derrota, aunque quizá no tan abultada y dolorosa. Más aún.
Nefasto planteamiento de Abel. Un ejemplo que sirve para representar tal afirmación si me lo permiten:
Los blues fueron ‘tan sólo’ capaces de doblegar en la primera jornada de Champions al Oporto por 1-0 –jugando los portugueses con todo su ataque disponible-, en la segunda jornada jugaron en Chipre y ganaron 0-1 al Apoel, que igualmente puso en liza a todo su arsenal. El toledano, en cambio, sumido en un terrible ataque de pánico, en vez de contrarrestar la potencia inglesa en un tú a tú e intercambiar golpes, decidió alinear a medios de perfil defensivo y a uno de ellos, Raúl García, hacerle jugar 90’ en un partido tan exigente apenas semana y media después de salir de una larga lesión.
Quiero decir, para perder 4-0, pierde con todo –con todo lo ofensivo disponible dentro de escaso grupo donde elegir; caer así es terrible.
El Atlético salió cagado, asustado, acongojado, busquen adjetivo. Durante los doce primeros minutos se mantuvo agazapado atrás, intentado estar bien ordenado y amparándose arriba en los dos de siempre. Digo hasta el 12’ –Forlán y Kun estuvieron cerca de dar un susto a Cech en ese intervalo- porque en ese momento se produjeron dos oportunidades claras para los londinenses, en ese minuto un gol bien anulado a Kalou –el mejor del partido-, y cuatro minutos después el propio marfileño envia fuera cuando sólo debía empujar el esférico.
A partir de ahí y hasta el 40’ nada, el Atleti siguió intentando tener las dos primeras líneas juntas, apoyarse, esperar que pasara el tiempo, despejar balones y que alguno de arriba, sin querer, marcase –casi lo logra el ‘7’ con un chutazo repelido por Cech. En ese 40’, llegó lo que se estaba haciendo esperar, jugadón del Chelsea, Lampard deja sólo entrando por banda a A.Cole, éste hace el pase de la muerte y Kalou adelantándose a un pésimo A.López marca a placer. Y fin del primer acto.
Del segundo poco que comentar, salvo los primeros envites. El atleti salió igual, casi dando las gracias por llevar sólo uno. En el 50’ Asenjo respondió bien ante un derechazo de Anelka, pero un minuto después Kalou de nuevo conseguía el 2-0 en otra desafortunada maniobra defensiva de A.López. Y ahí, se acabó el partido. Algún acercamiento tímido del Kun –intimidado por Terry-, cambios que ya no servían de nada –Jurado, Maxi y Reyes-, más cambios blues, y la llegada del tercero –Lampard de fuerte disparo raso desde la frontal- y el cuarto –Perea en propia puerta de cabeza-.
Me llamó la atención…
Nefasto planteamiento de Abel. Un ejemplo que sirve para representar tal afirmación si me lo permiten:
Los blues fueron ‘tan sólo’ capaces de doblegar en la primera jornada de Champions al Oporto por 1-0 –jugando los portugueses con todo su ataque disponible-, en la segunda jornada jugaron en Chipre y ganaron 0-1 al Apoel, que igualmente puso en liza a todo su arsenal. El toledano, en cambio, sumido en un terrible ataque de pánico, en vez de contrarrestar la potencia inglesa en un tú a tú e intercambiar golpes, decidió alinear a medios de perfil defensivo y a uno de ellos, Raúl García, hacerle jugar 90’ en un partido tan exigente apenas semana y media después de salir de una larga lesión.
Quiero decir, para perder 4-0, pierde con todo –con todo lo ofensivo disponible dentro de escaso grupo donde elegir; caer así es terrible.
El Atlético salió cagado, asustado, acongojado, busquen adjetivo. Durante los doce primeros minutos se mantuvo agazapado atrás, intentado estar bien ordenado y amparándose arriba en los dos de siempre. Digo hasta el 12’ –Forlán y Kun estuvieron cerca de dar un susto a Cech en ese intervalo- porque en ese momento se produjeron dos oportunidades claras para los londinenses, en ese minuto un gol bien anulado a Kalou –el mejor del partido-, y cuatro minutos después el propio marfileño envia fuera cuando sólo debía empujar el esférico.
A partir de ahí y hasta el 40’ nada, el Atleti siguió intentando tener las dos primeras líneas juntas, apoyarse, esperar que pasara el tiempo, despejar balones y que alguno de arriba, sin querer, marcase –casi lo logra el ‘7’ con un chutazo repelido por Cech. En ese 40’, llegó lo que se estaba haciendo esperar, jugadón del Chelsea, Lampard deja sólo entrando por banda a A.Cole, éste hace el pase de la muerte y Kalou adelantándose a un pésimo A.López marca a placer. Y fin del primer acto.
Del segundo poco que comentar, salvo los primeros envites. El atleti salió igual, casi dando las gracias por llevar sólo uno. En el 50’ Asenjo respondió bien ante un derechazo de Anelka, pero un minuto después Kalou de nuevo conseguía el 2-0 en otra desafortunada maniobra defensiva de A.López. Y ahí, se acabó el partido. Algún acercamiento tímido del Kun –intimidado por Terry-, cambios que ya no servían de nada –Jurado, Maxi y Reyes-, más cambios blues, y la llegada del tercero –Lampard de fuerte disparo raso desde la frontal- y el cuarto –Perea en propia puerta de cabeza-.
Me llamó la atención…
Las declaraciones de Enrique Cerezo poco después del partido, donde afirmó “hasta el gol hemos hecho un partido fantástico” –en declaraciones a la Cadena Ser. Además, a todas las preguntas realizadas sobre la continuación o no de Abel no sabía qué responder. Balbuceaba como en él suele ser habitual, una marioneta del Sr.Gil-Marín. Presidente oficial, figura paupérrima extraoficialmente.
La mala suerte con la que Abel trató de explicar el resultado tras el partido.
Los comentarios de Lampard a nuestros compañeros ingleses, donde afirmó cosas como “no he entendido el planteamiento del Atlético, defender tan lejos de su portería sin presionar arriba es un suicidio” o “Kun Agüero es un buen jugador, pero si quiere ser grande como Fernando Torres tendrá que marcharse a otro club”. Lo dice un señor, que en mi opinión, no sólo corre detrás de un cuero, sino que sabe de esto.
La mala suerte con la que Abel trató de explicar el resultado tras el partido.
Los comentarios de Lampard a nuestros compañeros ingleses, donde afirmó cosas como “no he entendido el planteamiento del Atlético, defender tan lejos de su portería sin presionar arriba es un suicidio” o “Kun Agüero es un buen jugador, pero si quiere ser grande como Fernando Torres tendrá que marcharse a otro club”. Lo dice un señor, que en mi opinión, no sólo corre detrás de un cuero, sino que sabe de esto.
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